Vivir sin miedo

Fotografía: Jorge Meis

Aprendí a estar atento al cambio del viento y las señales del temporal, a sumergirme en la ola antes de que rompa. A reír en medio del desastre y bailar sobre el fango sin manchar mis zapatos blancos. 

Aprendí a olvidar los cielos negros que rugían sobre mi cabeza. A concentrarme en lo importante. A mantener la guardia alta y medir cada paso que daba sobre la arena. 

Aprendí a ver el mar con nuevos ojos. Ya no con la mirada fascinada de un niño. Tampoco con el miedo del joven que sólo ve el peligro. Ahora sé mirarlo como un adulto, disfrutando de su belleza terrible, gozando de la brisa que perfuma y el juego de la ola que bate la arena de la playa. 

El mar es juego y disfrute, acepto su naturaleza. He tomado perspectiva. Me acerco a él a disfrutar de su paz serena, sin miedo al dolor que encierra.